👂🏼 No necesito terapia, sólo quiero a alguien que me escuche de VERDAD.
Una historia para hombres que llevan demasiado tiempo fingiendo estar «bien»
¿Alguna vez has sentido que llevas una mochila invisible llena de piedras?
Cada piedra es una frustración que no has compartido,
un miedo que jamás revelaste,
un sueño que dejaste morir en silencio.
Esa mochila pesa, ¿verdad?
Día tras día, añades más piedras.
El peso aumenta.
Pronto, la mochila no es sólo una carga, la mochila eres tú.
Empiezas a encorvarte
cada vez sonríes menos,
cada día tienes menos ganas de vivir
Es agotador seguir interpretando el papel de «estoy bien» cuando todo en tu interior grita que las cosas NO están nada bien.
Te preguntas cúando dejaste de sentirte realmente bien.
Sí, igual tienes pareja, familia y amigos.
Pero, seamos honestos: ¿cuándo fue la última vez que alguien te escuchó sin interrumpirte, sin darte consejos que no pediste y sin comparar tus problemas con los suyos?
Exacto. Ha pasado demasiado tiempo.
Pero no es culpa suya.
Te quieren, pero están ocupados con sus propias piedras que ellos mismos cargan.
A veces intentan arreglar las cosas en ti cuando lo único que realmente quieres es que te escuchen.
O peor aún, esperan a que haya un hueco en tu historia y pares de hablar para contarte un problema vagamente similar que ellos tuvieron hace unos meses.
Tu corazón se hunde un poco más.
Tienen buenas intenciones, pero incluso las personas más cercanas a ti pueden fallar cuando se trata de escuchar de verdad.
El problema de ser hombre hoy
Imagínate a David.
A David le pasa exactamente eso.
Desde fuera, parece que lo tiene todo:
- Buen trabajo.
- Relación estable.
- Vida aparentemente organizada.
Pero la realidad es otra.
Últimamente se enfada por gilipolleces sin importancia, se despierta cansado, siente ansiedad en momentos inexplicables.
Ya no sabe ni quién es ni lo que realmente quiere.
Lo que David realmente necesita es vomitar toda la basura emocional que lleva dentro.
Necesita decir en voz alta cosas que jamás admitiría a nadie:
- «No me siento suficiente.»
- «Estoy harto de fingir que estoy bien.»
- «Quiero mostrarme tal y como soy realmente.»
- «Quiero sentirme vivo.»
¿Te identificas con él?
El increíble poder de la escucha auténtica
La gente como David -y quizá la gente un poco como tú y yo- anhela el tipo de escucha que no viene acompañada de expectativas.
No hay necesidad de intentar hacer positivas las cosas que no lo son, no hay presión por tener que encontrar de repente todas las respuestas.
Hay un poder inmenso en el simple hecho de ser escuchado.
Te permite escucharte a ti mismo.
Esa maraña de pensamientos y emociones empieza de repente a tener sentido cuando se expone a la luz de la atención simple y concentrada de otra persona.
Cuando alguien reconoce tus sentimientos sin intentar cambiarlos, esos sentimientos pierden parte de su intensidad.
Pero, ¿cómo encontrar a esas personas que te escuchan atentamente?
Esa es la parte difícil.
Mi promesa para ti
Siempre he sido ese amigo.
El que la gente busca en el momento en el que surge un problema que necesita ser «vomitado»…
al que le confían secretos profundos,
miedos no hablados que han llevado dentro durante demasiado tiempo.
La gente confía en mí porque cuando libera todo lo que lleva dentro, de alguna manera se siente diferente.
No intento arreglar.
No comparo.
No interrumpo.
Mantengo el espacio.
De eso se trata.
Es un lugar donde te puedes expresar con total libertad.
Sea lo que sea lo que pesa en tu corazón, este es un espacio para liberarlo.
El mero hecho de que alguien te escuche, de todo corazón, te permite procesar las cosas de una manera que es difícil de conseguir a solas.
Cuando comienzas a hablar, tus propios pensamientos se aclaran.
Las emociones se vuelven menos abrumadoras cuando se expresan en voz alta y, al hacerlo, parte de su poder se disuelve de forma natural.
Es como las válvulas de presión de una máquina;
Liberar un poco de tensión ahora evita que revienten más adelante.
Las emociones, cuando se reprimen, pasan factura.
A veces es sutil… una tristeza persistente, irritabilidad, una persistente sensación de insatisfacción.
A veces es más fuerte: dolencias físicas, agotamiento, rupturas sentimentales o incluso enfermedades crónicas graves.
Cómo funcionan las sesiones
- Confidencialidad: Las sesiones son de 1 hora, completamente confidenciales y pueden ser a través de audio o videollamada. Tú eliges si quieres permanecer en el anonimato o no. Lo que te haga sentir más seguro/a.
- Sin presión, sólo presencia: No hay ninguna expectativa. Este es un momento para TI, para liberarte de lo que te agobia y ganar la claridad que viene de sentirte verdaderamente escuchado/a.
- Mi papel: Piensa en mí como un testigo que no juzga, ofreciendo un apoyo inquebrantable. A veces se trata simplemente de una atención silenciosa, otras veces pueden ser reflexiones suaves sobre lo que estoy escuchando, ayudándote a obtener una visión aún más profunda de tus propias palabras.
- Consejo: Si me pides consejo, te lo daré. Ofrezco este servicio porque yo mismo he pasado por ese tipo de situaciones y tengo la suficiente experiencia como para saber que te puedo ayudar.
Sé que tienes miedo a expresar lo que tienes dentro.
Nos han enseñado que los hombres no expresan sus emociones, que los hombres no lloran, que los hombres tienen que ser fuertes y valientes.
Todo eso son mierdas.
¿Qué tipo de hombre es capaz de expresar sus emociones sin temor a lo que opinen los demás, los débiles y cobardes o los valientes y fuertes?
Yo mismo fui un cobarde casi toda mi vida, hasta el momento en el que decidí que no quería serlo nunca más.
El cambio requiere valor, incluso los pequeños cambios.
Si algo resuena en ti, aquí estoy para servirte.